‘Asturias, From Chip to Cloud’ o el viaje tecnológico que reúne a las entidades que lideran la digitalización
Cuatro sesiones, doce ponentes, más de 360 minutos de ideas y debate en torno al presente y futuro de la transformación digital. Con estas cifras como carta de presentación, ‘Asturias, From Chip to Cloud’ aterrizó en Oviedo para demostrar que la región tiene voz propia en el escenario tecnológico. El encuentro, celebrado el día 30 mañana y tarde en las oficinas de Galeo y el día 1, mañana y tarde en el Talud de la Ería, congregó a empresas, instituciones y profesionales con un objetivo común: conectar talento y compartir soluciones que permitan a la industria avanzar del dato al valor.
La primera jornada se abrió con la sesión ‘Del Chip al Cloud o de la Industria 4.0 a la Empresa Conectada’. Allí tomó la palabra Alejandro Alija, cofundador de Galeo, quien explicó cuál es la filosofía que inspira al foro: “Nos gustaría que este evento sea un espacio de encuentro, que se viva como comunidad. No queremos que quede en un acto aislado, sino que tenga continuidad en el tiempo”. Con esas palabras, subrayó que el objetivo no era solo compartir conocimiento, sino también marcar un camino a futuro.
En su intervención lanzó, además, una reflexión: “Tengo la sensación de que hemos llegado tarde a la ola de la Inteligencia Artificial. Y a Galeo, y me atrevo a decir que a muchos, nos obsesiona no llegar tarde a la segunda”. Esa primera ola, explicó, ha estado ligada a las pantallas y ya ha sido espectacular en su impacto. “La segunda será la IA en las cosas físicas: sensores, robots, fábricas, infraestructuras… Que no solo responde, sino que es capaz de actuar”, apuntó.
El cofundador de Galeo propuso incluso pensar la IA como una arquitectura compleja, donde los sistemas operativos, los entornos de simulación o la integración de datos requieren estructuras sólidas y bien diseñadas. “Hay compañías que fabrican robots completos, desde la primera hasta la última capa de integración, y otras que desarrollan software y hardware que nos llevan años de ventaja. Están haciendo cosas increíbles”, afirmó, citando ejemplos como Neuraverse, con sus robots colaborativos, o Figure AI, especializada en humanoides basados en modelos VLA (Vision-Language-Action), capaces de ver, entender y ejecutar acciones.
La importancia del propósito
Tras la apertura, intervino Ángel Llavero, CEO de Meltio, quien ofreció una charla tan técnica como inspiradora. Definió a su compañía como “una empresa de tecnología y talento” dedicada a la reparación de piezas metálicas mediante impresión 3D en metal, con aplicaciones tan exigentes como la reparación de piezas en plena navegación de un barco. “Nuestro propósito es sencillo y ambicioso a la vez: que la gente esté feliz con lo que hacemos. Para eso aplicamos la innovación a problemas muy concretos y críticos”, aseguró.
Con clientes de la talla de Apple, Cartier o la NASA, Llavero destacó que el valor de la tecnología no reside en ella misma, sino en el uso que le damos: “Las tecnologías, por sí solas, son tontas. Lo importante es el propósito que les encontramos, la aplicabilidad que transforma lo intangible en tangible y mejora nuestra vida”. Para él, la Inteligencia Artificial carece de sentido sin información y sin datos que le otorguen usabilidad. “El dato es la base de todo, sin él no hay inteligencia artificial que valga”, dijo.
En un guiño personal, Llavero habló de su tierra natal, Jaén, y la comparó con Asturias: “Ambas regiones son industriales y con una población envejecida. Pero Asturias tiene algo especial: es un lugar donde la gente quiere vivir, y esa es una oportunidad única para captar y retener talento”. Con esta idea, enlazó la importancia del bienestar y el entorno con el futuro del sector: “La tecnología, la inteligencia artificial, la salud y el bienestar son los sectores de futuro. Y Asturias puede tener un papel importante porque la clave, al final, está en las personas”.
De la aplicabilidad a la habilitación
Después de la charla de Llavero, el protagonismo pasó a la mesa redonda, conducida por Alejandro Alija y protagonizada por Alberto González, director general de la Federación Asturiana De Empresarios (FADE); Richard Villaverde, CIO de CAPSA Food; Luis Pérez, director de I+D en Gonvarri Metal Structures; Isabel Caviedes, managing director de Alhona; y Salvador Bohigas, CEO de MSI Digital Builders.
El debate giró en torno a una cuestión clave: cómo afrontar esa “segunda ola” de la inteligencia artificial y qué impacto real puede tener en los distintos sectores productivos.
Los primeros en tomar la palabra pusieron sobre la mesa un asunto que resonó durante toda la sesión: la aplicabilidad. “Nuestro sector es poco tecnológico, pero cuando somos capaces de ver una aplicabilidad real, entonces funciona”, explicó Salvador Bohigas, quien subrayó que el reto está en conseguir que los robots “vayan más allá de ser solo un robot” y se conviertan en soluciones prácticas a problemas concretos.
Luis Pérez profundizó en esa idea y recordó que “la tecnología es un medio, no un fin. Lo importante es saber a dónde queremos llegar y cuál es el problema que queremos resolver”. En esa misma línea crítica, Isabel Caviedes advirtió de que en ocasiones se lanzan “pilotos aislados, sin estrategia, que no conectan nada con nada. Si se hace bien, la IA puede aportar un gran valor, pero requiere visión y planificación”.
El turno de palabra de Richard Villaverde puso de relieve la presión que sienten muchas compañías: “Queremos avanzar porque la competencia es enorme. Hay dos velocidades claras: la de la inteligencia artificial analítica, que ayuda a equipos de producción, marketing o logística, y la de la IA generativa. Y estamos un poco abrumados, porque nos falta estrategia”. Para él, la solución pasa por trazar políticas claras, definir procedimientos y, sobre todo, “apostar por la formación y la concienciación de los empleados”.
Desde un enfoque diferente, Ángel Llavero aportó otro matiz al debate: el de la oportunidad histórica. “Nunca ha habido tanto dinero público para este propósito. Hay un montón de iniciativas con propósito, y eso es un ingrediente clave para acelerar el cambio”, recalcó.
A partir de ahí, Alejandro lanzó la idea de la habilitación, preguntando qué significa realmente habilitar a la sociedad para integrar estas tecnologías. Llavero defendió que no se trata solo de recursos o formación, sino de un compromiso ético: “Habilitar implica transmitir a la gente que esto les va a servir, que es útil, casi en un plano moral. Poner sobre la mesa las posibilidades y beneficios abre un abanico de usos que todavía ni imaginamos”.
El debate se fue llenando de ejemplos concretos. Villaverde explicó cómo en su compañía buscan conectar la IA generativa con los datos que ya manejan a diario en sus plataformas empresariales, como los ERP, para lograr impactos directos en la productividad. Bohigas compartió el caso de la gestión del agua: “Estamos digitalizando la cuenca hidráulica para predecir cuándo y dónde lloverá y cómo afectará a las depuradoras. Adelantarnos a ese escenario nos permite mejorar la eficiencia y obtener retornos ecológicos”. También citó experiencias en edificios inteligentes, donde anticipar el uso de la climatización según el comportamiento de los usuarios reduce consumos y costes.
Otros testimonios pusieron de relieve cómo la IA está entrando en sectores muy diversos. Caviedes habló de sistemas de trazabilidad digital en industrias con productos de alto valor, capaces de detectar fallos antes de que la pieza llegue al final de la línea. Pérez relató cómo el aprendizaje profundo está transformando el control de calidad en la siderurgia: “Antes dependíamos del ojo experto de uno o dos operarios que podían detectar defectos en chapas de acero. Ahora una IA asiste al operario, capitaliza ese criterio y aporta eficiencia al proceso. Y ya empezamos a ver resultados tangibles”.
El propio Llavero compartió un caso que sorprendió por su singularidad: un grupo de científicos que extraen compuestos de la hoja del olivo para usos saludables. “Es una investigación con muchísimo futuro, pero para que avance necesitan herramientas digitales que guíen a los agricultores en su día a día. Tuvimos que educar un algoritmo exclusivo para este sector, y el resultado es una IA que acompaña al ganadero o agricultor en sus tareas cotidianas”, explicó.
La visión de Alberto González sirvió para cerrar el debate con un recordatorio del contexto asturiano: “La inteligencia artificial es imparable. Pero más del 98% de nuestras empresas son pymes, y si no se suben a este tren, corren el riesgo de quedarse fuera”. Para ilustrarlo, recurrió a un ejemplo cercano, el de un pequeño taller, que simboliza a esas miles de empresas familiares que necesitan aplicar la IA para no quedarse atrás. “España no es de los países más dinámicos en la incorporación tecnológica. Tenemos un reto económico, social y filosófico que afrontar como sociedad”, concluyó.
Del dato al gemelo digital
La sesión de la tarde del 30 de septiembre arrancó con la intervención de Marco Laucelli, socio-fundador y CEO de Galeo, quien introdujo el concepto de gemelo digital desde una perspectiva práctica. Explicó cómo estos sistemas inteligentes son capaces de tomar decisiones a partir de datos simulados, aunque advirtió de que el nivel de complejidad del mundo real complica cualquier aspiración de perfección. “¿Soy capaz de generar un modelo que prediga situaciones complejas? ¿Hasta cuándo puedo anticiparme?”, se preguntó, subrayando la importancia de centrarse en procesos concretos antes que en soluciones totalizadoras. Para Laucelli, el reto no está en identificar los elementos que componen un gemelo digital, sino en lograr que funcionen en entornos donde la vida real introduce variables imposibles de controlar.
A continuación, tomó la palabra Joaquín Abril Martorell, CEO de Nanomate, quien planteó cómo lograr que la digitalización sea realmente efectiva a la hora de impulsar un negocio. Con un enfoque crítico, recordó que en 2025 se sigue hablando de cuestiones que ya se abordaban hace años, aunque entonces con procesadores más lentos y menos capacidad de cómputo. Defendió que Europa, pese a ir por detrás en algunos frentes, cuenta con bazas relevantes: materiales estratégicos, fabricantes de chips y actores punteros en IoT.
Sin embargo, señaló que falta capacidad de ejecución: “Europa marca objetivos, pero necesita delivery: salir, vender y trabajar”, subrayó. Mostró una diapositiva en la que distinguía las fortalezas del continente frente a carencias evidentes como la ausencia de foundries avanzadas, el dominio asiático en packaging y test, o la dependencia de EE.UU. y Asia en cloud y GPUs de inteligencia artificial. A su juicio, la próxima gran disputa se librará en torno a los materiales y Europa debe estar preparada.
La tarde concluyó con la mesa redonda “Retos y oportunidades de la digitalización de entornos complejos”. Participaron en ella representantes de sectores clave como defensa, energía e industria: Álvaro Platero Alonso, vicepresidente de Astilleros Gondán; Carolina Díaz, directora de Asturias Hub de Defensa; Íñigo Olarreaga, Charging Technology Manager de Iberdrola | BP Pulse; Patricia López Vicente, directora gerente de Idonial y Sergio Baragaño, director de Room 2030.
En el debate se compartieron casos reales que ilustraron cómo la digitalización puede transformar infraestructuras críticas y procesos industriales. Desde la construcción naval hasta la energía renovable, pasando por los nuevos modelos de edificación modular, todos coincidieron en que la clave está en aplicar tecnologías como los gemelos digitales y la inteligencia artificial de forma conectada y estratégica, evitando proyectos aislados.
El nuevo ADN del talento tecnológico
La mañana del 1 de octubre estuvo dedicada a desgranar las arquitecturas tecnológicas que permiten recorrer el camino completo “del chip a la nube”. La sesión estuvo conducida por Ricardo Edo, CTO de Galeo, y Beatriz López, Tech Manager de la compañía, quienes explicaron cómo se construye un stack modular capaz de digitalizar entornos físicos de principio a fin.
Los ponentes detallaron cómo los sensores y gateways -conectados mediante tecnologías como LoRa, 4G o WiFi- permiten recoger la información del terreno para después procesarla en el borde (edge computing). Ese flujo de datos se integra después en la nube, con herramientas como AWS IoT Core, SiteWise o TwinMaker, y se visualiza a través de plataformas como Grafana o Power BI, generando un valor directo para el negocio.
En la sesión se puso de relieve que Asturias cuenta con potencial para convertirse en un polo de talento en torno a estas arquitecturas, y que la clave está en formar profesionales capaces de conectar lo técnico con la aplicación práctica en la industria.
La tarde del mismo día reunió a un panel diverso para reflexionar sobre la llamada 'ingeniería 360º', esa que une la teoría aprendida en la universidad con la práctica de los proyectos reales. La mesa estuvo moderada por Luisma Hernández (Asturias Power) y contó con la participación de Marco Laucelli, socio fundador y CEO de Galeo, Luna Sanz, Project Manager de la compañía, Paula Valles Rodríguez, Data & AI Senior Specialist en Telefónica Tech | AI Business, y Lucía Fernández, estudiante de Ingeniería en Ciencia de Datos de la Universidad de Oviedo.
El debate giró en torno a los desafíos que afronta el talento joven para incorporarse al mercado laboral tecnológico, las competencias más demandadas y la importancia de la formación continua. Los ponentes compartieron experiencias personales, aprendizajes de proyectos en datos, IoT y cloud, y también los errores que les ayudaron a crecer profesionalmente.