Asturias pone orden a la IA empresarial: un protocolo práctico para pasar de la intención a los resultados
- El Protocolo de Inteligencia Artificial del Club de Calidad propone una guía accionable para pymes: principios éticos, casos de uso y un marco de implantación en cinco ejes con activaciones para los 100 primeros días.
- Las empresas asturianas puntúan con 8/10 el potencial de la IA a tres años, pero el 55% está aún en fase “inexistente” o “inicial” de adopción, según la encuesta del Club de Calidad.
La inteligencia artificial ya no es un futurible: es una palanca de productividad y diferenciación al alcance de cualquier pyme. El problema no es “si” usar IA, sino “cómo” hacerlo con rigor, retorno y seguridad. Con ese objetivo nace el Protocolo de IA del Club de Calidad, elaborado con el impulso del Grupo de CIOs y el apoyo de la Consejería de Ciencia, Industria y Empleo. Es, sobre todo, un manual de campo: ordena principios, propone rutas y baja la adopción a proyectos con métrica y responsables.
Una foto honesta del punto de partida
El documento parte de una radiografía sincera: alto interés y madurez incipiente. La encuesta realizada entre las empresas arroja un alto potencial percibido (8/10), con Administración y Finanzas, Producción/Operaciones y Marketing/Ventas como áreas donde esperan impacto más rápido. Las barreras son para todos conocidas: falta de conocimiento interno, relación de prioridades-tiempo y costes.
La conclusión es la siguiente: voluntad hay; falta método para convertirla en pilotos y, de ahí, en sistemas estables.
Ética primero: reglas claras para trabajar con confianza
El marco ético que propone el Club de Calidad distingue dos planos. En el individual, no introducir datos sensibles sin garantías, verificar resultados y transparentar cuándo hay contenido generado por IA.
En el empresarial, formar a equipos, establecer revisiones humanas obligatorias en decisiones críticas, supervisar sesgos y documentar cada piloto. Un decálogo simple que protege la reputación, da seguridad jurídica y acelera (no frena) la innovación.
Tres casos de uso que ya están dando resultados
El protocolo evita el ruido y pone ejemplos concretos y cuantificados.
- Relacionado con la productividad del empleado, el informe habla de copilotos para redactar, resumir, traducir o preparar actas automáticas. Se referencia un caso real que tiene que ver con un asistente conversacional de RR.HH. accesible desde Teams y WhatsApp que permite consultar vacaciones, fichajes o convenios y ahorra más de 140 horas al mes administrativos. La lección es la siguiente: estandarizar calidad mínima de entregables, medir horas liberadas por rol y reorientarlas a venta, cobro o producción.
- Backoffice sin fricciones. El informe propone digitalizar y conciliar el circuito pedido–albarán–factura con IA con el fin de eliminar cuellos de botella. Se menciona un caso real en una entidad pública que procesaba más de 11.000 albaranes al año, muchos manuscritos: la nueva solución, desplegada sobre AWS, reconoce y extrae los datos clave y resuelve más del 98% de los casos, con integración prevista con SAGE para cerrar el ciclo. El segundo aprendizaje: estandarizar formatos, medir el porcentaje de documentos autoprocesados y reinvertir el tiempo ganado en cierres más rápidos y tesorería más saneada.
- Crecimiento e hiperpersonalización. El documento sugiere pasar de campañas genéricas a experiencias uno a uno en varios idiomas y canales con apoyo de IA generativa. Se cita un caso real en una marca nacional de gran consumo que empleó generación de creatividades a escala (base Gemini), probó variantes automáticas y midió la conversión por segmento, logrando un incremento del 29% en ventas. La tercera es la siguiente: definir hipótesis simples, automatizar el test A/B continuo y escalar el “marketing artesanal” sin multiplicar equipos.
El método: cinco capacidades que avanzar en paralelo
El valor no llega por “comprar una herramienta”, sino por madurar cinco ejes a la vez, con niveles (1-5) y activaciones para los primeros 100 días:
- Estrategia de negocio actualizada con IA. El protocolo pide empezar por lo básico: qué objetivo de negocio atacamos (eficiencia, experiencia de cliente, ingresos…) y cómo lo mediremos. Se sugiere elegir 2 o 3 metas claras y asociar indicadores simples (tiempos de respuesta, porcentaje de documentos auto procesados, conversión…). La lección es la siguiente: prioriza poco y con foco y mide siempre; sin un objetivo y un KPI, un piloto de IA es solo una demo.
- Estrategia de IA (cartera y gobierno de pilotos). Evitar fuegos artificiales: construir una cartera priorizada por impacto, viabilidad y riesgo, con decisiones periódicas seguir/ajustar/parar. En los primeros 100 días, la guía propone lanzar un piloto de bajo riesgo y alto aprendizaje (chatbot 24/7 o clasificación automática de facturas) con umbral de éxito y plan de escalado. ¿Cuál es el aprendizaje? Menos ideas sueltas y más pipeline con criterios de entrada y salida.
- Tecnología y datos. Sin datos limpios, no hay IA útil. El documento insta a inventariar fuentes, medir calidad (duplicados, desactualizados), habilitar un entorno de prueba en nube (Microsoft/Google/AWS) y fijar indicadores de disponibilidad y calidad (porcentaje de facturas digitalizadas sin error). Clave práctica: empieza por datos y arquitectura ligera; la herramienta viene después.
- Organización y cultura. La adopción ocurre cuando la gente gana tiempo en tareas reales. Formación en uso aplicado, un responsable de IA y datos, equipos mixtos (negocio-IT-legal-datos) y métricas de adopción (usuarios activos, ideas nuevas, satisfacción interna) son las palancas. ¿Qué debemos hacer? Eliminar trabajo repetitivo y aparecerán propuestas desde la base.
- Gobierno responsable. Reglas claras para innovar con confianza: una política de una página (qué datos no usar, cuándo hay revisión humana, cómo documentar), un comité ligero, listas de verificación, registro de modelos y cláusulas contractuales (cifrado, servidores UE, confidencialidad). En resumen: trazabilidad y salvaguardas no frenan, aceleran la adopción al reducir riesgos.
Asturias, oportunidad y disciplina
El prólogo institucional lo resume: la disrupción de la IA no es solo de productos; afecta de raíz a procesos y roles profesionales. Quienes mejor se adapten, liderarán el mañana. El Club de Calidad propone una vía “asturiana” de adopción: pragmática, apoyada en colaboración público-privada y con foco en pymes, que son la mayoría del tejido. No hace falta un “gran salto” de inversión; sí criterio, medición y velocidad controlada.
De la visión a la acción: un plan de 100 días (y lo que viene después)
El protocolo incluye una plantilla de AI Strategy en una página y una infografía de plan a dos años. La hoja de ruta sugiere: escoger tres casos con retorno visible, poner negro sobre blanco las reglas del juego y socializar los avances (qué funcionó, qué no y por qué).
El resto es iteración: escalar lo que aporta valor, retirar lo que no y seguir mejorando datos y procesos. Lo importante -y esto atraviesa todo el documento- es medir: horas liberadas, errores evitados, tiempos de ciclo, conversión e ingresos. Sin métricas, no hay gestión; sin gestión, la IA se queda en demo.
El Protocolo de IA del Club de Calidad no promete milagros; ofrece metodología. Y esa metodología convierte la IA en ventaja competitiva: de copilotos ofimáticos a backoffices sin fricción y a crecimiento por hiperpersonalización. Con ética, con gobierno y con foco en resultados. En suma, una guía para que las pymes asturianas pasen -por fin- del “tenemos que hacer algo con IA” al “esto es lo que ya está mejorando nuestro negocio”.