El diseño que sitúa a las personas y a la naturaleza en el centro
El diseño ha dejado de ser una cuestión puramente formal para transformarse en empatía, sostenibilidad, tecnología, compromiso ético y, sobre todo, personas. Diseñar productos y servicios implica atender no solo a lo que se ve, sino también a lo que se siente y se vive. En este nuevo paradigma, las disciplinas se entrelazan y confluyen en un diseño que ya no se limita a resolver problemas, sino que imagina posibles futuros.
En este contexto, distintas entidades comparten cómo entienden el presente y el porvenir del diseño. Desde IKEA hasta Laboratorio Biomimético, pasando por Merkle y MediaLab, todos coinciden en que diseñar bien es hacerlo con sentido.
IKEA: diseño democrático con valores
Desde el ámbito del retail global, IKEA ha hecho del diseño accesible una de sus banderas; una accesibilidad que no está reñida con la emoción ni con la responsabilidad. Según Rubén Luque, Home Furnishing & Retail Design Manager en IKEA Ibérica, “el diseño de productos y servicios debe centrarse en las personas para garantizar que satisfagan sus necesidades y mejoren su experiencia”.
Ese enfoque ha evolucionado para incorporar otras dimensiones, como la IA, la sostenibilidad, la Realidad Aumentada o la Virtual, que permiten “diseños más eficientes, responder a la demanda de consumidores conscientes del medio ambiente, mejorar la experiencia del usuario y ofrecer experiencias únicas y adaptadas a las preferencias individuales”.
Uno de los grandes desafíos, según Rubén, tiene que ver con la transformación digital, con “el análisis de datos para ofrecer experiencias personalizadas y fluidas”. Pero también hay otros relacionados con el transporte, concretamente con “la optimización y adopción de tecnologías de seguimiento”; y con el consumidor, “en cuanto a la adaptación a unas preferencias cambiantes”.
También subraya la importancia de anticiparse porque “hoy hay que diseñar pensando no solo en las necesidades del momento, sino en las del futuro”.
Respecto a la estandarización, Luque defiende una visión práctica; considera que “puede limitar la creatividad y la diversidad en el diseño”, pero al mismo tiempo ve factible convivir con ella: “Podemos crear un espacio de diseño con productos estándar sin ningún problema”.
Laboratorio Biomimético: diseñar como la naturaleza
“El diseño ha pasado de centrarse en la estética y la funcionalidad básica a incorporar tecnologías como la IA, la realidad aumentada y la fabricación aditiva”, explica Manuel Persa, cofundador de Laboratorio Biomimético. La transformación del diseño en los últimos años ha sido profunda, empujada por nuevas exigencias. “La inclusividad y la accesibilidad han cobrado relevancia, asegurando que los diseños sean adecuados para una mayor diversidad de personas”.
Ese enfoque centrado en las personas no es solo una intención, sino una condición que “garantiza que los productos y servicios respondan a necesidades reales y generen un impacto positivo”. Un ejemplo es el proyecto ‘Mycena Lamp’, desarrollado por el equipo: “Hemos trabajado en un diseño que no solo es funcional y estéticamente atractivo, sino que responde a una necesidad emocional de los niños al ofrecer una luz que los acompaña durante la noche”.
En cuanto a la estandarización, Persa piensa que “puede llevar a una homogeneización que limite la creatividad y la diversidad”. Por eso, “hay que encontrar un equilibrio entre la optimización de procesos y la capacidad de innovar”. Así, Laboratorio Biomimético apuesta por inspirarse en la naturaleza a través del diseño biomimético, creando unos únicos que respetan ciertos estándares técnicos sin perder la originalidad.
Entre las tendencias emergentes destaca el diseño regenerativo, así como los materiales biomiméticos o la fabricación digital y local. “La impresión 3D y la producción descentralizada permiten crear diseños personalizados y reducir la huella de carbono”.
La sostenibilidad ha dejado de ser un añadido para convertirse en el centro del proceso: “Ha pasado de ser un valor a un requisito en el diseño”. En proyectos como ‘Volumínica’ o ‘Arbio’, explica, se prioriza “la economía circular mediante el uso de materiales reciclables, biodegradables y procesos de producción responsables”.
Persa destaca tres retos: “Implementar procesos sostenibles sin incrementar mucho los costes, adaptarse a la evolución tecnológica sin perder la esencia artesanal del diseño y fomentar la educación del consumidor para que valore el diseño responsable”. Y las oportunidades, dice, van desde el desarrollo de nuevos materiales ecológicos hasta la creación de productos con identidad local.
Merkle: diseño emocional, ético y digital
Para Ana Aísa, Head of UX en Merkle España, el diseño se ha convertido en una herramienta transversal: “Estamos en un momento emocionante, como sociedad y como diseñadores. El diseño y la tecnología se han convertido en una pareja inseparable”. Para ella, ya no se limita a resolver funciones, también “toca nuestras emociones y evalúa nuestros comportamientos”.
En este nuevo contexto, emergen tendencias como el diseño ético y sostenible, influenciadas por la IA y el cambio climático. Además, cobra fuerza “el diseño basado en datos, que está ganando terreno e inyectando inteligencia en la toma de decisiones”.
Una de las claves es mantener el foco humanista: “¡Por supuesto que el diseño debe estar centrado en las personas!”, subraya. El principal desafío, dice, “es mantenernos al mismo ritmo que avanza la tecnología y los mercados sin perder de vista nuestro foco”. Para ello, aboga por incorporar marcos metodológicos en las organizaciones que ayuden a mantener a las personas en el centro con un modelo de decisiones basado en datos “para mejorar la interacción con las personas”. Aísa asegura que la privacidad no está comprometida, porque lo que se recogen son “datos seudonimizados sobre el uso del activo tecnológico”, y los propios usuarios pueden controlar el grado de personalización.
Para Aísa, la estandarización puede ser una aliada, pues “bien entendida es como tener un set de piezas de Lego: las normas no limitan la imaginación, sino que ayudan a crear”. En su experiencia con proyectos que exigen altos estándares de accesibilidad, estos desafíos “nos retan a definir mejor las preguntas que nuestra solución debe responder”.
En cuanto a las tendencias, destaca la necesidad de ese diseño centrado en lo humano, pero alerta sobre los excesos: “Debemos ser cautelosos con el neurohype y el AI-hype”. Ambas tendencias, asegura, tendrán impacto, pero su objetivo no debe ser deslumbrar, sino “hacer el entorno más usable y satisfactorio sin aumentar la brecha tecnológica”.
Desde su prisma, aunque la sostenibilidad es una tendencia creciente, está lejos de adoptarse de forma generalizada. Está convencida de que se asentará “porque el planeta lo demanda y la sociedad es cada vez más consciente”. Desde su equipo, impulsan iniciativas como UXGreen en este sentido.
MediaLab: educar desde el diseño
Ética, sostenibilidad y tecnología son las nuevas dimensiones que, según Ramón Rubio, director de la Cátedra MediaLab, han transformado el diseño en los últimos años. “Tradicionalmente, se movía entre dos dimensiones: la función y la forma. Hoy añadimos el ser sostenible, personalizado y ético”.
Rubio destaca que la ética se ha convertido en una dimensión emergente que ya no puede obviarse: “Las empresas son cada vez más conscientes de las consecuencias de la toma de decisiones que van más allá de lo comercial”.
Para él, las personas “tienen que estar en el centro del proceso de creación”; y para ilustrar este ejemplo recurre al caso del ingeniero de General Electric, Doug Dietz, quien rediseñó las máquinas de resonancia magnética tras ver cómo los niños tenían que ser sedados para usarlas; un ejemplo “de transformación personal a través del design thinking”. No obstante, admite que poner a las personas en el centro conlleva desafíos: “La personalización obliga casi a crear un producto individual que implica repensar el proceso desde el principio”.
Sobre si la estandarización puede limitar la creatividad sostiene que “más que un riesgo, es un reto. Debemos buscar el equilibrio entre la escalabilidad que permite la estandarización y la diversidad del diseño”. Cita a IKEA como ejemplo de compañía capaz de cumplir normativas sin renunciar a la creatividad.
Rubio identifica cuatro tendencias que están reconfigurando el diseño: la biofilia, la circularidad, la Realidad Virtual y la Inteligencia Artificial. “Estar en contacto con la naturaleza tiene un impacto directo en nuestra salud”, explica sobre la biofilia, destacando el Laboratorio Biomimético como caso inspirador. Sobre la circularidad, subraya el ejemplo de LON&BOC, donde “las lonas se convierten en bolsos de diseño”. Y sobre la IA, lanza una advertencia: “Nuestro reto será mantener el control humano”.
En cuanto a la sostenibilidad, cree que “se ha convertido en una de las dimensiones del proceso. No es una opción, es una obligación”; y ve en los desafíos del diseño también oportunidades. Considera vital la formación de perfiles híbridos que combinen tecnología, creatividad, normativa y ética.