CIRCULARITY

“Asturias es pequeña, pero guerrera: siempre hemos estado a la cabeza en edificación eficiente y certificación Passivhaus”

Concha Uría, presidenta de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) / Fotos de Marta Martín
Entrevista a Concha Uría, presidenta de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP).

Conversamos con Concha Uría, presidenta de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), durante el Festival Circularity, celebrado del 23 al 26 de octubre en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo. Con motivo del próximo congreso nacional de la asociación, que tendrá lugar en el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer de Avilés los días 6 y 7 de noviembre, Uría nos habla sobre el presente y futuro de la edificación eficiente, el papel de Asturias en este movimiento y los retos que enfrenta el sector hacia una construcción de consumo casi nulo.

Para quienes no están familiarizados con vuestra labor, ¿podrías explicarnos brevemente qué es la Plataforma de Edificación Passivhaus y qué representa este estándar?

La Plataforma de Edificación Passivhaus es una asociación que cuenta con casi mil socios en toda España, dirigida a técnicos, arquitectos, aparejadores e ingenieros. Este año celebraremos nuestro 17º congreso en Avilés, los días 6 y 7 de noviembre.

El estándar Passivhaus nació en Alemania, donde el primer edificio se certificó en 1991. Su lema es 'Vivir mejor con menos energía', y está considerado el estándar más restrictivo en cuanto a eficiencia energética. En esencia, busca que los edificios consuman muy poca energía gracias a un gran aislamiento y a una envolvente muy cuidada.

Además, este año el Instituto Passivhaus alemán, del que dependen todas las asociaciones del mundo, ha decidido no celebrar su congreso internacional habitual y ha elegido Avilés para organizar el IFACamp, los días previos a nuestro evento. Por eso, el instituto ha nombrado a Avilés Capital Internacional Passivhaus 2025. Así que la primera semana de noviembre se va a oír hablar mucho de eficiencia energética, de Passivhaus y de sostenibilidad en Avilés, en Asturias y, esperemos, en toda España.

La Plataforma participa este año en el Festival Circularity. ¿Por qué es importante para vosotros estar presentes en un encuentro como este?

Para nosotros es muy interesante porque esa es precisamente nuestra razón de ser. Nosotros estamos sobre todo en la parte del ahorro de energía. Hay que tener en cuenta que, de toda la energía que se consume en España, el 40% la consumen los edificios, y de ese 40%, el 60% corresponde a calefacción y agua caliente. En eso es en lo que el estándar quiere ahorrar: en poder vivir mejor con menos energía.

Por eso, estamos encantados de que nos hayan invitado a un encuentro como Circularity, porque encaja plenamente con nuestra filosofía.

En estas casi tres décadas desde que surgió el estándar, ¿cómo valorarías la evolución de la eficiencia energética en la edificación, tanto a nivel nacional como regional?

Ha habido un esfuerzo importante, pero nosotros siempre decimos que es poco, que queremos más. En 1991, cuando se certificó el primer edificio Passivhaus, la diferencia con la normativa exigible era enorme, sobre todo en los requerimientos de aislamiento. El estándar se ha mantenido igual, pero la normativa se ha ido acercando, especialmente desde la entrada en vigor del Código Técnico en 2006 y sus revisiones posteriores.

Ha habido un avance significativo, sin duda, pero aún queda mucho por hacer. Siempre queremos seguir ahorrando.

El estándar Passivhaus se asocia a confort, ahorro y sostenibilidad. ¿Cuáles dirías que son los principales beneficios para quien habita una vivienda certificada?

El primero, sin duda, es el ahorro de energía. Una vivienda certificada Passivhaus consume muy poca energía, y eso se nota en la factura rápidamente. Pero, sobre todo, está el confort.

La mayoría de las personas se acercan al Passivhaus por el ahorro, porque saben que van a consumir muy poco, pero una vez que viven en ella, se quedan por el confort. En Asturias se nota especialmente: no tienes sensación de humedad, está perfectamente ventilada… El confort es inigualable.

¿Y cómo está evolucionando el interés del sector por este tipo de construcción?

Asturias es pequeña, pero guerrera. Siempre hemos estado bastante avanzados en cuanto a certificación Passivhaus. De hecho, creo que la tercera vivienda certificada en España se hizo en Asturias.

Hoy ya tenemos muchos edificios: no solo unifamiliares, sino también residencias de estudiantes, hoteles, incluso un edificio de oficinas en la calle Uría, y ahora se están haciendo bloques de viviendas. Poco a poco, la demanda va creciendo porque la gente nota el ahorro y es cada vez más exigente con la eficiencia.

Si miramos hacia adelante, ¿cuáles son los grandes retos para lograr una implantación masiva del estándar Passivhaus en España?

Uno de los retos más importantes, y no solo para el Passivhaus sino para todo el sector, es la falta de personal. No ya solo cualificado, sino de personal en general.

Aun así, soy de natural optimista. Creo que en Asturias y en España el estándar ya se conoce bastante. Incluso estamos en esa fase en la que oímos “esto es Passivhaus, pero no certificado”, y yo siempre digo: “eso es como si me compro un Ferrari… Pero no lo fabricó Ferrari” (ríe).

Hay retos, sí, pero hay que mantener el optimismo y seguir avanzando.

¿Qué tipo de colaboraciones crees que son necesarias entre administraciones, empresas y centros formativos para impulsar estos modelos de edificación?

En primer lugar, que la Administración dé ejemplo. Y tengo que decir que en Asturias ya hay casos muy interesantes: en Muros del Nalón hay viviendas de promoción pública del Principado que están certificadas Passivhaus.

Pero lo importante es que los edificios públicos también se certifiquen y que se rehabiliten bajo este estándar, porque es posible hacerlo. Además, hay que fomentar la formación del personal: si hablábamos de que faltan profesionales, también hay que ayudar a que se formen.

Para terminar, ¿qué mensaje trasladarías a los promotores o profesionales que aún dudan en apostar por este tipo de construcción?

El mensaje es bastante claro: cuando uno compra una vivienda, que casi siempre es la inversión más grande de su vida, puede fijar el precio de la hipoteca, pero luego viene el mantenimiento. Lo que pagas cada mes por la energía es algo que puedes reducir muchísimo si tu vivienda está bien diseñada. En una Passivhaus, ese consumo es muy pequeño o casi nulo. Y eso se nota, no solo en el bolsillo, sino en la calidad de vida. Puedes vender una vivienda diciendo que se consume muy poca energía, y además ofreciendo un confort que, una vez lo pruebas, te convence para siempre.