Talentia trazó en Asturias el mapa para orientarse en el empleo del presente y del futuro
A veces la orientación profesional no empieza en un folleto ni en una charla, sino en un gesto tan sencillo como una pregunta: ‘¿y esto quién lo hace?’. Durante estos días, en Asturias, esa duda se despejó en fábricas, oficinas y centros formativos. Y ese fue, en el fondo, el hilo conductor de Talentia, la iniciativa impulsada por la Federación Asturiana De Empresarios (FADE) y la Consejería de Educación, que cerró su primera edición con una gran feria en LABoral Centro de Arte, concebida para acercar a estudiantes, familias y personas desempleadas a la realidad del mercado laboral. Con ella también se atacó el gran desafío que sobrevuela a la región cada vez que se habla de industria y futuro: el talento, al cual no solo hay que formarlo, sino conseguir que se quede.
La jornada final reunió 68 stands, con presencia de 33 empresas y 33 centros formativos, y recibió la visita programada de 2.551 alumnos y 155 docentes, además de abrir por la tarde al público general, desempleados y familias. La feria fue el broche visible de un programa que ya venía funcionando desde días atrás, con acciones en empresas y una jornada técnica para quienes orientan.
El espíritu del evento lo resumió la presidenta de FADE, María Calvo, al subrayar que la orientación no podía quedarse en “lo que pueden estudiar”, sino que debía explicar también “en lo que van a trabajar después y cómo es el mundo laboral”. En su intervención, defendió que existe “esa carencia de ese contacto entre los más jóvenes, los escolares y el mundo de la empresa”, y por eso, dijo, Talentia quiso ser distinta, una feria “en la que también ven lo que pueden hacer luego en las empresas”.
Calvo puso palabras a una paradoja habitual en Asturias: “Muchas veces lamentamos que en las empresas no encontramos personas formadas, sobre todo jóvenes, mientras que nuestros jóvenes a veces se tienen que ir porque no encuentran el trabajo que desean. Y yo creo que es cuestión de unir esos dos puntos”, afirmó.
Una estrategia de 360 grados
La feria fue el final, pero el relato se había construido antes. Talentia se diseñó como una estrategia de 360 grados para implicar al alumnado, docentes, orientadores, desempleados y familias, y para poner el foco en una orientación que no fuera teórica, sino conectada con lo que ocurre fuera del aula.
Esa idea se activó los días 10 y 11 de diciembre, cuando 232 alumnos de seis centros educativos participaron en visitas exclusivas a compañías, una inmersión pensada para ‘ver’ profesiones y procesos en directo y para que la pregunta del futuro. Hubo estudiantes que entraron en Ence, otros que se asomaron a la actividad de Grúas Roxu, quienes conocieron el pulso de Astilleros Armón, quienes visitaron Ales Grupo, quienes recorrieron instalaciones vinculadas a Amazon y quienes se acercaron a Gonvarri.
El segundo hito del programa llegó el 16 de diciembre y cambió el foco hacia quienes guían esas decisiones. La jornada técnica reunió a orientadores para reforzar el papel de la información precisa y actualizada en un sistema educativo en el que elegir mal o a ciegas tiene un coste personal enorme. En total, se registraron 83 orientadores en esa cita.
La consejera de Educación, Eva Ledo, definió Talentia como “una feria de orientación única” que buscó llegar a dos públicos al mismo tiempo: “alumnados de la información inicial” y también “personas trabajadoras que están buscando una nueva cualificación”. A ese objetivo añadió una pieza que consideró decisiva, la de reforzar a quienes acompañan esas decisiones. “Ese objetivo también está acompañado por la orientación a los profesionales del mundo de la orientación”, señaló, remarcando que la información debía llegar después “a todo el alumnado de nuestros centros educativos a través de los orientadores” y a quienes acudieran “a oficinas de empleo a solicitar información sobre hacia dónde dirigir su nueva cualificación”.
Ledo puso además el acento en la relación con el tejido productivo, un elemento que atravesó todo el evento. “La figura de la empresa juega un papel fundamental en la educación ahora mismo”, afirmó, defendiendo que el alumnado “se forma no solo en el centro educativo, sino también en el propio sector empresarial”. En su discurso vinculó esa colaboración con un beneficio compartido: “Con eso ganamos todos”, apuntó, aludiendo a la “sinergia” que permitía que lo aprendido en prácticas y experiencias reales acabara permeando al aula.
El vicepresidente de FADE, Pablo García, insistió en que Talentia no se planteó como un evento cerrado a una sola vía formativa. “No es una feria solo de FP”, dijo. “Es una feria de orientación”, planteada para que la gente viera “todas las oportunidades, sin exclusión”. En ese marco defendió el enfoque modular de la nueva FP, con itinerarios que podían empezar “con unas 300 horas” e ir sumando formación hasta completar un ciclo, e incluso enlazar con la universidad.
García aterrizó el debate en el terreno donde más duele a las empresas, el de la falta de profesionales y el riesgo de que la gente se marche. “Nosotros eso lo atacamos por tres vertientes”, explicó. “Una, que los que estén aquí no se vayan, esa es la primera de todas, y esta feria responde precisamente a ese pilar”. La segunda, añadió, pasaba por activar a quienes ya estaban en el territorio, porque “no podemos cronificar a la gente en el desempleo”. Y la tercera, sin rodeos, asumía que “necesitamos gente de fuera”, en un contexto demográfico que describió con crudeza: “En los años 60 y 70 nacían 17.000-18.000 personas, hoy nacen 4.500… Es un gran reto”, afirmó.
Perfiles técnicos, oficios y una promesa de futuro
El pulso real de Talentia se midió, sobre todo, en los stands. Allí, cada empresa convirtió la idea de talento en algo concreto: nombres de puestos, competencias, carencias y, en muchos casos, planes propios para formar a quien llega.
En Alsa, Alba González, técnica de Formación; y Javier Vidal, técnico en RRHH, describieron con claridad el cuello de botella de su sector: “La gran necesidad de la empresa son perfiles más operativos, personal de conducción”, señalaron, y añadieron que “la escasez de personal de conducción es un problema que tenemos en el sector en general a nivel europeo”. A esa necesidad sumaron otros perfiles ligados al mantenimiento, carrocería o mecánica, y explicaron que la compañía había desarrollado itinerarios propios. “Somos centro de FP y tenemos itinerarios formativos para que las personas se formen con nosotros y así tener esos perfiles que luego necesitamos en la empresa”, indicaron.
Alsa conectó ese diagnóstico con el reto asturiano de la fuga de jóvenes. “El reto en general en Asturias, en lo que a talento se refiere, es que hay carencia de profesionales, fuga de talento, de gente joven”, afirmaron. Y lanzaron un mensaje con intención de anclaje. “Lo que buscamos desde Alsa es captar a gente joven, decirles que aquí tenemos grandes oportunidades de crecimiento profesional, que pueden hacer carrera profesional y personal con nosotros”. En su consejo, insistieron en el valor de las prácticas en empresa que refuerza la nueva normativa.
En TK Elevator (TKE), el enfoque se cargó de un componente generacional. Ignacio Fernández, responsable de Desarrollo de Negocio, explicó que su unidad, TK Escalator Norte, trabaja con escaleras mecánicas y pasillos rodantes, con fábrica en Mieres y almacén logístico en Riaño, y definió la feria como una oportunidad para visibilizar la actividad industrial ante quienes están a punto de decidir si se van o se quedan. “Yo, como joven que acabo de salir de la universidad, veo que muchas veces pensamos que aquí no hay trabajo y que hay que irse fuera”, dijo. Y aterrizó esa percepción en un ejemplo personal que sonó a diagnóstico colectivo: “De 25 del colegio, nos hemos quedado cinco en Asturias. El resto se han ido a Madrid, Barcelona, Bilbao, etc. Piensan que aquí no hay salidas”.
Desde su punto de vista, el reto para Asturias “tiene que ser uno que se asuma desde la parte del talento, que le den la oportunidad a Asturias y se queden; y luego las empresas, con prácticas, becas, hasta darles capacidad de proyección a futuro a los jóvenes”.
En Ence, Susana Fernández, directora de Personas; y Alba Vigil, gestora de Personas, explicaron la actividad de la compañía y dejaron claro que Talentia sirvió para algo más que repartir folletos. “En primer lugar, queremos darnos a conocer. En segundo lugar, queremos tratar de hacer ver a las instituciones que vienen qué talento necesitamos, no solamente nosotros, sino toda la industria química”, señalaron, apuntando que el problema era compartido dentro del clúster. Esta empresa demanda perfiles técnicos, especialmente ligados a química, mantenimiento y operación.
Fernández y Vigil mencionaron que en Ence acogen “en el orden de 40 alumnos en prácticas”, y resaltaron su programa para recién graduados, con estancias de entre seis y doce meses y una dotación económica de 1.000 euros. En esa parte, el discurso volvió a conectar con la raíz del evento, que es el encaje entre formación y empleo. Además, hicieron un llamamiento explícito a incorporar más mujeres a perfiles industriales: “Yo animaría a las mujeres a que no tengan miedo a esos perfiles”.
La feria también enseñó, con crudeza, la falta de oficios. Luciano Pérez, comercial de la Escuela Europea de Maquinaria y Escuela Roxu, explicó que ellos forman en maquinaria y prevención, y que el año anterior habían tenido “unos 21.000 alumnos” entre escuela y empresas. Su stand funcionó, además, como imán para los más jóvenes gracias a un simulador. “Los chavales vienen, sobre todo, al simulador. Lo usan, lo prueban”, contó.
Pero en cuanto a los perfiles, el diagnóstico fue directo: “No hay soldadores, fontaneros, carpinteros… Desde mi punto de vista, hoy tiene más salida un FP que una carrera”, afirmó, y apuntó a un problema cultural que guarda relación con las familias, pues, dice, “en casa quieren que todos sean ingenieros. Que todos estudien carreras universitarias”.
En el ámbito industrial y creativo, Ales Grupo convirtió el debate del talento en una mezcla de orgullo y urgencia. Roberto Villar, director de Marketing; y Emiliano Olivari, director de Proyectos, defendieron la necesidad de sostener industria con juventud y formación. “Es muy necesario el talento, sobre todo de los jóvenes, para sustentar toda esta industria aquí en Asturias”, afirmó, y apeló a la responsabilidad empresarial. “Nosotros estamos obligados a mostrarnos y a iluminarles el camino”. En cuanto a los perfiles, mencionaron la dificultad para encontrar oficios específicos como “el perfil artesano, el metalista, un tornero, fresador, pintores…”, enumeraron, y añadieron que a esa carencia se sumaba “la transición tecnológica y el relevo generacional”.
Esas reflexiones incluyeron una frase que, en un evento de orientación, sonó casi como una consigna: “La figura del aprendiz no existe, algo tan de base y tan lógico”, lamentaron. Al final, dejaron un consejo que funcionó como cierre emocional para el recorrido de la jornada; y es que, desde su prisma, “hay que equivocarse. Es lo mejor que te puede suceder. Prueba error, porque si no te equivocas no aprendes”.
Desde el lado formativo, Unendo puso el foco en cómo se construyó la empleabilidad desde el primer día. Cristina Montes, directora académica, explicó que el centro trabajaba varias ramas de FP y aseguró que se diferencian “sobre todo porque nuestros alumnos intentamos que estén en la práctica empresarial desde el principio”. Su ejemplo fue deliberadamente sencillo: aprender algo en clase y llevarlo al mundo real de inmediato, para que el estudiante no estudie “a ciegas”. En su visión, Talentia sirvió también para combatir prejuicios persistentes sobre la FP, pues dijo, “todavía nos quedan esos resquicios de que la FP es para los que no valen”, y defendió que esa idea debía desaparecer porque “es totalmente lo contrario”.
Montes puso encima de la mesa otro punto sensible, el de la orientación y la presión familiar, especialmente cuando la EBAU no salió como se esperaba. Habló de frustración, de ansiedad y de alternativas que a veces no se conocen a tiempo, y resumió una carencia que apareció como subtexto del evento, que es “la falta de formación en padres”. Además, defendió que la orientación debía empezar antes, “con visitas y experiencias reales que motiven y ayuden a decidir con conocimiento”.
Reconocer a quienes acercaron empresa y formación
La clausura del evento reservó, entre las 13.00 y las 13.45 horas, un momento para el reconocimiento con la entrega de los Premios Next, destinados a visibilizar el compromiso de las empresas con la orientación y la conexión entre formación y empleo. En la categoría de empresa de más de 250 empleados, el galardón recayó en Capgemini, mientras que en la de empresa de menos de 250 empleados fue distinguida Leomotor. Además, el premio a la empresa que apuesta por la FP intensiva se concedió al Grupo Central Lechera Asturiana. En su intervención, la consejera aludió precisamente a estos reconocimientos para subrayar “la labor fundamental que tienen estas empresas y cómo acercan el mundo empresarial a los alumnos”, vinculando ese gesto con el corazón de Talentia: tender puentes para que el talento no se pierda por desconocimiento, por falta de referencias o por la sensación de que, para tener futuro, hay que irse fuera.