Gondán cumple un siglo a flote navegando entre tradición, innovación y alma familiar

photo_camera Álvaro Platero Alonso y su padre, Álvaro Platero Díaz, presidente de Astilleros Gondán / Marta Martín

La madera como material y la paciencia como actitud: esos eran los ingredientes necesarios, hace un siglo, para construir barcos. Mucho ha cambiado este sector desde entonces. Si no que se lo digan a Astilleros Gondán, que en sus ya cien años de vida ha padecido guerras, crisis económicas y transformaciones tecnológicas que habrían hecho zozobrar a muchos. Pero se mantuvieron a flote. Se adaptaron, evolucionaron y hoy celebran su aniversario como un referente de la construcción naval en Europa.

Atracado en un rincón de Figueras, en Castropol, se encuentra este astillero que comenzó siendo un pequeño taller y actualmente se ha convertido en un motor de innovación, empleo y arraigo para el occidente asturiano. Desde el concejo, agradecen que perdure en el tiempo ese golpear del metal, pues no es solo el eco de Gondán, sino la historia de todo un pueblo que, afortunadamente, sigue latiendo al ritmo del mar. 

Hoy en día, Álvaro Platero Díaz es quien maneja el timón de Gondán, y su figura representa la tercera generación en el astillero y la cuarta como constructor naval. Su hijo, Álvaro Platero Alonso, ya está preparándose para ser el siguiente en ponerse al frente de este gran barco de entre barcos que representa la empresa. ¿Destino? El futuro más brillante posible.

Álvaro Platero Alonso será el sucesor de su padre, Álvaro Platero Díaz, quien hoy maneja el timón de Gondán.

Mantener el legado y sostener la comarca

El hecho de ser una empresa familiar con tanto recorrido es, dice Platero Díaz, “una auténtica pasada”. Y no lo dice a la ligera: “Según las estadísticas, la mayoría de las empresas de este tipo parece que en la tercera generación mueren. Nosotros, afortunadamente, no”. Para él, dirigir Astilleros Gondán implica una responsabilidad enorme: la de mantener vivo un legado de más de cien años.

Álvaro tuvo que asumir pronto esa carga. “Entré en el astillero con mi abuelo ya muy mayor, así que tuve que colocarme desde el principio en un cargo muy por arriba, en dirección, pues no se pudo hacer una transición tranquila. Trabajé nueve años junto a él y luego tomé lo más rápido que pude las riendas de la empresa”, relata.

Nada más convertirse en presidente, su primer objetivo fue modernizar el astillero y hacerlo competitivo en un sector cada vez más exigente: “Empezamos a digitalizarnos, a incorporar programas informáticos, inversiones en infraestructura… Y a partir de ahí, pusimos el foco en buscar nichos de mercado productivos”.

Pero si algo tiene claro es que su responsabilidad no se limita a la continuidad del apellido. Astilleros Gondán es también un motor económico clave en su entorno, con un peso notable en el PIB de la zona. Esa segunda responsabilidad -más social y corporativa- se traduce en empleo estable y compromiso con la comunidad: “Muchos de los vecinos trabajan con nosotros; siempre hemos querido dar empleo a gente de aquí, locales. Por eso familias enteras han trabajado y siguen haciéndolo en el astillero: primos, hermanos, hijos o nietos… Eso para nosotros es muy importante, pues cuando hay problemas y llegan las vacas flacas, es esta gente la que está al pie del cañón, tirando por mantenernos”.

Es precisamente ese arraigo de la zona uno de sus valores principales, como también representa a la empresa su cercanía con los armadores y clientes y el empeño por crear un ambiente familiar de trabajo agradable: “intentamos dar el mejor producto posible al mejor precio; y a nuestros trabajadores, calidad de vida y seguridad”, asegura el presidente de Gondán.

Cien años de hitos

Uno de los principales hitos de Gondán fue, sin duda, el cambio de la madera al acero allá en los años 60. Una década después sucedió otro gran y destacable logro: el comienzo de las exportaciones, al que siguió la modernización del astillero y la renovación de plantilla. Pasaron de trabajar no solo en pesca, sino también en nichos de barcos mercantes y offshore. “Apoyamos a plataformas petrolíferas, remolcadores, en el mantenimiento de torres eólicas… Este campo en concreto nos abrió muchas puertas y comenzamos a trabajar con Noruega, que es a día de hoy nuestro mercado más importante”, cuenta Platero Díaz.

Gondán ya hace los barcos del futuro. Así lo subraya el presidente del astillero. Y es que para ellos contar con la mejor tecnología es imprescindible: “Buscamos ser únicos; muchos armadores piden precio a diferentes astilleros, pero cuando quieren hacer un barco complejo y sofisticado nos buscan a nosotros porque ya somos referentes, llevamos hechos muchos punteros o que es la primera vez en el mundo que se hacen. En esos casos, y aunque también queremos ofrecer buenos precios, los clientes buscan la mejor calidad. Y ese es nuestro verdadero punto diferenciador”.

Astilleros Gondán se ha ganado el respeto internacional por hacer barcos únicos, a medida, y con un alto componente tecnológico. Así lo explica Álvaro Platero Díaz: “En España somos muy especialistas en barcos de pesca, y eso nos abrió gran camino para trabajar en Noruega, donde la pesca es muy importante y usan mucha tecnología. Entrar por ahí nos abrió también la parte offshore”.

Con el paso del tiempo, Gondán ha diversificado sus líneas. “Llega un momento que tienes que elegir entre seguir compitiendo a costes haciendo el mismo producto, o intentar diferenciarte en otro producto con más valor añadido e ir a clientes dispuestos a apostar por él”, argumenta el presidente. En función de la demanda del mercado, la empresa adapta su enfoque: “Hace tres años hicimos dos o tres arrastreros seguidos, y los últimos seis barcos fueron para la eólica marina. También patrulleras, veleros, oceanográficos o barcos para el manejo de faros y boyas en Escocia”.

Incluso para el sector defensa: “Probablemente somos el astillero no público que más barcos ha hecho para ese ámbito”. Con una sólida base técnica, Gondán se declara preparado para asumir nuevos retos en este sector que está en auge en Asturias: “No hacemos fragatas, porque no nos caben, pero sí patrulleras”.

La innovación ha sido clave en el ADN de Gondán. Desde que el abuelo de Álvaro fundó el astillero, los cambios han sido profundos. “Empezamos con madera. Luego pasamos al acero directamente soldado, no remachado, como se hacía antes. Así, los barcos crecieron en tamaño, tecnología y calidad”, relata el presidente.

En 2009 dieron otro paso: crearon un astillero de fibra. “La idea era hacer barcos y patrulleras más pequeñas, pero fuimos creciendo. Ahora hacemos catamaranes de hasta 40 metros de eslora, 100% eléctricos y con capacidad para 540 pasajeros. Son los más grandes del mundo en su categoría”.

Noruega y más de 40 países

El impulso internacional de Gondán fue dado de la mano de la Asociación de Constructores Navales Españoles (Construnaves) y ahora supone más del 90% del trabajo del astillero. Noruega es hoy su principal cliente, “por la calidad que exigen sus armadores. Pagan bien, pero piden barcos muy sofisticados, lo cual nos obligó a ser diferentes”. 

Pero no es el único destino; Gondán ha trabajado y continúa haciéndolo para más de 40 países, entre ellos Nueva Zelanda, Filipinas, Alemania, Indonesia o Reino Unido. Álvaro Platero Alonso matiza: “No es tanto el país, sino el sector. El offshore eólico, el gas, los oceanográficos o la defensa... Si sabes moverte entre los mejores proyectos de cada ámbito, sufres menos los altibajos del mercado”.

Esa flexibilidad y alma camaleónica han sido claves para resistir las crisis del sector. “Los barcos tardan casi dos años en construirse, así que los ‘booms’ tienen que durar en el tiempo. Ahora todo el mundo quiere barcos para defensa, pero tengo que acabar los que ya estamos haciendo, y puede que, cuando llegue el momento, el mercado ya no los desee tanto”, advierte Platero Díaz.

En este sentido, la diversificación y la capacidad de adaptarse son sus mejores bazas. “Cuantos más mercados puedas cubrir, menos te afectan los cambios bruscos. Ya hemos duplicado la capacidad productiva y aún así tenemos que rechazar proyectos todos los años. Pero el futuro tendrá dientes de sierra menos afilados para quienes sabemos optar por diferentes mercados y seremos menos sensibles si alguno de ellos pega un bajón repentino”, apunta su hijo.

Toda la vida creciendo

En estos momentos, Gondán avanza en una nueva ampliación. No se trata tanto de construir más, sino de hacerlo mejor. La idea “no es aumentar la producción, sino ganar eficiencia.

Actualmente, trabajan con una logística interna compleja, pues tienen “cuatro grúas torre y otras dos móviles con ruedas, todas a distintas alturas, y nosotros queremos ser más eficientes”, explica Álvaro Platero Alonso. Por eso, parte del proyecto de ampliación también incluye reorganizar por completo el espacio. La idea que tienen es trasladar toda la producción con la que ahora cuentan y que está en la planta de arriba, al suelo, y así reubicar también las oficinas.

El objetivo, dicen, no es solo crecer, sino hacerlo con sentido. “Queremos mimetizar más con el entorno, estar más organizados internamente y mejorar la operativa diaria sin perder lo que nos hace diferentes”, señala el joven director.

La integración tecnológica es ya parte natural del día a día del astillero. “Estamos a full con eso”, afirma Álvaro Platero Díaz. “Tenemos mucha gente joven, hemos contratado a muchos ingenieros y estamos implantando sistemas constantemente”.

Ese camino empezó hace tiempo, como recuerda su hijo: “Entendimos que el mundo y el mercado laboral estaban cambiando y muy en nuestra contra. Así que intentamos dar un giro al modo de construir aplicando robótica a nuestras instalaciones”. Una de las apuestas más ambiciosas ha sido la incorporación de robots de soldadura 3D, los primeros del mundo en un entorno naval tan especializado.

Uno de los robots de soldadura 3D que ha incorporado Gondán, de los primeros del mundo en un entorno naval tan especializado.

“Lo revolucionario no es solo el robot, sino que pueda leer nuestros planos, entender las geometrías y meterse con su brazo enorme por los recovecos de los barcos que hacemos”, explica. Una vez se logra esa eficiencia, el cuello de botella se traslada a otros puntos, y por eso Gondán está trabajando en varios frentes: desde desarrollar software propio para la gestión integral del diseño y la documentación, hasta adaptar ERPs genéricos al mundo naval con ayuda de consultoras especializadas.

“Estamos también en proyectos europeos de propulsión con hidrógeno líquido, en sistemas de localización para seguridad interna o en mejorar los flujos de entrada y salida del astillero”, añaden. En total, más de 15 proyectos de I+D activos, muchos de ellos apoyados por el PERTE naval.

La innovación, recuerdan, viene de familia. “Mi abuelo ya era un adelantado. Todo el mundo lo decía. Era un genio en lo suyo y desarrolló varios inventos”, rememora Platero Díaz.

Incluso el idioma se convirtió en una herramienta de cambio. “Cuando llegué aquí, hablábamos tres personas inglés malamente”, apunta Platero Díaz. Hoy hay decenas: “Hacemos cursos en obra, 60 personas en formación de inglés técnico, porque vienen muchos inspectores internacionales. En su momento parecía una locura, pero ahora es una inversión necesaria”.

Sostenibilidad y talento por bandera

En Gondán, la sostenibilidad no es un eslogan y huyen del ‘greenwashing’. “Nos interesamos por ella antes de que se hablara tanto del tema”, afirma Platero Alonso. Un ejemplo: el color de las naves, que están pintadas de un verde específico, que se estudió en su día en función del paisaje para reducir el impacto visual. Dependiendo de la altura, cambia el tono, porque no se ve igual desde tierra que desde el mar o el aire. Se trata de una aplicación del sistema RAL de colores a la integración paisajística.

Más allá de lo estético, hay medidas concretas en cada fase del proceso: los barcos eléctricos con propulsión de hidrógeno líquido, los sistemas de chorreo y pintado encapsulados para evitar emisiones, los filtros durante las obras, el aislamiento acústico… “Muchas cosas las hacemos sin darnos importancia, porque entendemos que hay que hacerlas así. Es lo natural”.

El respeto por el entorno está ligado a su vínculo con la ría, con el lugar donde viven. “No puedes cuidar lo que haces si no cuidas donde lo haces”, resumen.

Frente a un mercado laboral hostil y cambiante, Gondán ha decidido apostar por el talento desde dentro. “Estamos por encima de las 700 personas, entre el astillero de fibra y el de acero. Solo en oficinas y obra incorporamos unas 50 o 60 personas al año”, explica Platero Alonso.

No siempre encuentran perfiles preparados, así que optaron por la formación interna. “En vez de contratar al operario perfecto, lo formamos. Lo mismo con las oficinas. No hay gente con 20 años de experiencia en astilleros, así que fichamos a ingenieros jóvenes, filólogos, industriales, navales, y los hacemos crecer”, explica.

Han abierto una escuela de aprendices y ampliado departamentos clave como el comercial, el de marketing o el de producción. “Fichamos a gente joven de la zona, pero también de Talavera de la Reina, Segovia, Gijón, Carballo… Queremos ser atractivos. Ya tenemos caché para fichar a ingenieros navales, y últimamente también informáticos”.

Y eso no se logra solo con salarios; en Gondán ofrecen condiciones laborales buenas, proyección profesional y colaboran con instituciones para facilitar también una vida en la región que vaya más allá del trabajo.

El futuro del astillero, dice Álvaro Platero Díaz, pasa por “mantener el rumbo; nuestro mayor reto es seguir como estamos, creciendo, adaptándonos a los nuevos barcos, a las nuevas tecnologías”. Y, en lo personal, la sucesión, ver que sus hijos continúan el camino.

Platero Alonso lo confirma: tienen poco que mejorar como astillero, “pero como empresa sí; queremos ser aún más referentes para los jóvenes. Que vean que aquí pueden tener una carrera”.