El Programa Emprendedor Naval 2025 (EN-25), impulsado por el Servicio de Orientación Profesional al Ingeniero Naval (SOPIN) del Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos (COIN) con la colaboración de SECOT, avanzó hacia su fase decisiva con la selección de tres proyectos finalistas que destacaron por su innovación, viabilidad y potencial de impacto en la industria marítima.
La iniciativa, que celebró este año su primera edición, nació con la vocación de apoyar a emprendedores vinculados al sector naval y marítimo en la fase inicial de sus ideas de negocio. El programa se concibió como un itinerario de acompañamiento intensivo de 16 semanas en el que los participantes contaron con la mentoría de profesionales de amplia experiencia, tanto en ingeniería como en gestión empresarial. Este acompañamiento permitió a los equipos madurar sus propuestas, validar aspectos técnicos y reforzar el modelo de negocio para competir en mejores condiciones ante inversores y clientes potenciales.
El papel de SOPIN y COIN resultó clave en la organización, al aportar el marco profesional y la conexión con el tejido industrial, mientras que la participación de SECOT (Seniors Españoles para la Cooperación Técnica) aseguró una red de mentores expertos en emprendimiento y consultoría estratégica. La suma de estas entidades permitió que EN-25 se configurara no solo como un concurso, sino como una plataforma de formación, visibilidad y networking para los futuros emprendedores del mar.
Los tres proyectos finalistas reflejaron la diversidad de caminos que hoy puede tomar la innovación en el ámbito marítimo. Entre ellos se situó Mallorca Dynasty Charter Yachts, impulsado por Javier Bernat, que apostó por el turismo náutico premium en la isla balear. Su propuesta consistía en itinerarios de tres días a bordo de un yate de 22 metros, combinando navegación con experiencias culturales, gastronómicas y de naturaleza. El modelo se orientaba a un público exigente que busca exclusividad y sostenibilidad, y aspiraba a consolidarse como una referencia en el turismo de calidad en el Mediterráneo.
Otro de los proyectos seleccionados fue Axoltec, desarrollado por Jorge López, que presentó un innovador servicio de renderizado 3D con base técnica. Su propuesta iba más allá de la simple visualización, ya que integraba conocimientos avanzados en hidrodinámica, simulación CFD y diseño de hidroalas. Esta combinación permitía reducir errores en las fases tempranas de los proyectos de I+D, facilitar la comunicación con inversores y clientes, y aumentar las posibilidades de éxito en licitaciones. El proyecto planteaba así una solución tecnológica de gran valor añadido para astilleros, ingenierías y startups tecnológicas del sector marítimo.
El tercer finalista fue Whale Dock – The Future of Ship-Lifting, liderado por Sergi Rivera. El proyecto proponía un sistema de izado de buques totalmente eléctrico, concebido como alternativa sostenible a los tradicionales diques secos y syncrolifts. Su diseño prometía una reducción del 40 % en los costes operativos y hasta un 78 % en la huella de carbono, además de garantizar altos niveles de seguridad y eficiencia. Se trataba de una innovación con capacidad para transformar la manera en que los astilleros abordan el mantenimiento y reparación de embarcaciones en un contexto de creciente presión ambiental y regulatoria.
Más allá de la competición, el EN-25 se consolidó como un espacio de aprendizaje y de creación de redes. Durante el proceso, los participantes tuvieron acceso a sesiones de formación específicas, tutorías individualizadas y encuentros con profesionales de empresas líderes del sector. La experiencia no solo reforzó las propuestas de negocio, sino que también abrió oportunidades de colaboración y posibles alianzas estratégicas de cara al futuro.
La edición culminará el próximo 14 de octubre, cuando se celebrará la votación online para elegir al proyecto ganador, que recibirá el título de Emprendedor Naval 2025. Este reconocimiento no solo llevará aparejada una distinción honorífica, sino también apoyos adicionales en forma de becas, acceso a incubadoras y posibles vías de financiación.
Con este programa, la ingeniería naval española dio un paso más en la dirección de fomentar la innovación y el emprendimiento en un sector estratégico que afronta grandes desafíos: desde la descarbonización y la digitalización hasta la necesidad de abrirse a nuevos modelos de negocio. El éxito de la primera edición del EN-25 evidenció que el talento y la creatividad también pueden ser motores de cambio en la industria marítima, un ámbito históricamente vinculado a la tradición, pero hoy llamado a liderar la transición hacia un futuro más sostenible y competitivo.