¿Necesitamos un plan de reindustrialización?

Como consecuencia de la crisis del COVID-19, se ha visto la importancia real del sector industrial para la economía nacional, los problemas de la deslocalización y la necesidad de elaborar un plan de reindustrialización

Juan Martínez Baragaño, Director de Sacema y Conecta Industria
photo_camera Juan Martínez Baragaño, Director de Sacema y Conecta Industria

Una fábrica inteligente 4.0 es capaz de adaptarse de forma inmediata a las distintas variaciones de las condiciones de la producción, desde cambiar las manufacturas hasta modificar las condiciones de forma dinámica, ágil y sin intervención humana y digital.

Pero la realidad que ha mostrado la crisis del coronavirus, es que se ha visto que nuestra industria no tiene capacidad de dar la respuesta inmediata a las necesidades sanitarias ante una pandemia, ya que no teníamos capacidad de producir bienes esenciales como equipos de protección para sanitarios, ni teníamos un plan de contigencia ente situación extremas. La fabricación de estos EPIs fue deslocalizada hace años al considerarlos de escaso valor, se ha optado por importarlos de los países asiáticos debido a su menor coste.

En esta crisis sanitaria causada por el COVID-19, nos hemos visto desabastecidos de todo tipo de EPIs, respiradores, batas o test de medición para nuestro personal sanitario y trabajadores en general. Ha quedado demostrado que no teníamos capacidad de fabricarlos en España, y al vernos obligados a recurrir al mercado internacional, hemos sufrido del desabastecimiento por la alta demanda del resto de países que habían hecho los pedidos antes que nosotros, esto ha tenido consecuencias desastrosas en lo sanitario y lo económico para nuestros intereses.

Solo unas pocas empresas españolas han sido capaces de adaptar su producción habitual para fabricar mascarillas, respiradores, pantallas protectoras o batas. Merece especial atención y estudio que el movimiento maker haya tenido mucha más agilidad que la industria y la administración para proveer los EPIs cuando más se necesitaban.

Plan de reindustrialización de bienes de primera necesidad

Esta crisis del coronavirus va a tener unas consecuencias negativas a corto plazo, pero podemos conseguir que no las tenga a medio plazo si reaccionamos con celeridad y la industria se orienta a las nuevas oportunidades.

Se ha visto con enorme preocupación la escasa (o casi nula) capacidad de fabricación industrial de equipos de primera necesidad ante una crisis sanitaria y la enorme dependencia de España de otros países en este tipo de productos a los que se ha optado por ponderar el precio por encima de otras variables a la hora de adquirir estos productos.

Merece la pena una reflexión sobre elaborar un plan de reindustrialización de productos de primera necesidad y no sólo sanitarios, sino aquellos productos que permitan asegurar unas mínimas condiciones para la supervivencia para las personas ante catástrofes.

Pero para ello, debe ponderar otras variables que no sea el precio en los hábitos de compra, y se valore (¿o se imponga?) más la calidad, el origen, o la seguridad del producto para que sea realmente rentable y atractivo para que a algunas empresas les resulte atractivo reindustrializar estos productos de primera necesidad.

No tiene sentido hacer una reserva estratégica de estos productos debido a la caducidad y deterioro en el tiempo, pero sí que debe plantearse la incorporación de la capacidad de fabricación de estos productos de primera necesidad en nuestro país. Esta capacidad de fabricación industrial debe recaer sobre el sector privado industrial, sin embargo se tendría que garantizar que vaya a existir demanda por parte de las empresas.

Plan de reindustrialización de bienes de valor añadido

A nadie le cabe ya duda de que habrá un antes y un después del coronavirus para la industria manufactura, esta industria sufrirá mucho los efectos a corto plazo de la caída de la demanda en las cadenas globales de valor tradicionales.

Es el momento de hacer un replanteamiento de qué es lo que queremos fabricar y cómo lo queremos fabricar, pero necesitamos de un plan nacional para poner a la industria en el lugar que le corresponde por el valor que crea en la sociedad.

Debemos articular un plan de reindustrialización en base a las nuevas oportunidades que van a salir después del COVID-19, como son las energías renovables, los proyectos de descarbonización, la digitalización, la robotización y especialmente la fabricación de productos de valor añadido.

Debemos fabricar máquinas, robots, equipos tecnológicos y especialmente serviciar a los clientes con nuestras manufacturas, poniendo al cliente y usuario en el centro de la cadena de valor de las empresas industriales.

Pero eso no se consigue de la noche a la mañana, hay un largo recorrido aún por delante. Para poder vender equipos tecnológicos, primero hay que saber usarlos y utilizarlos. Dominarlos. Es especialmente importante que desde la sociedad, la administración, los agentes sociales y patronales pongan en valor el papel de la industria manufacturera avanzada y digitalizada que crea valor en la sociedad.

Para ello se necesita aumentar el número y tamaño de las empresas, su capacidad financiera y de inversión, la inversión en I+D, pero lo que más hay que aumentar es en el aprendizaje en el uso masivo de productos de alta tecnología como técnicas avanzadas de fabricación, los robots, el uso de la inteligencia artificial en el software de gestión de la fábrica, es decir el uso y dominio de las técnicas de la fábrica inteligente 4.0

Se necesita que este concepto de Industria 4.0 que crea valor en la sociedad entre en la agenda política, y la reindustrialización sea una prioridad en el plan estratégico nacional de los próximos años.

El plan de reindustrialización debe girar en torno a las personas, ya que la fabricación avanzada necesita de personas cualificadas y bien formadas, tanto para el personal vinculado a la fabricación como para los técnicos y auxiliares. Estas personas se forman en universidades y centros tecnológicos que deben estar en la vanguardia de la actualidad tecnológica y con orientación clara a la empresa con objetivos alineados para poder crear valor en la sociedad.

Este personal cualificado de las fábricas, está además mejor remunerado y por tanto, son dinamizadores de la sociedad. Es el momento de hacer un replanteamiento de qué es lo que queremos fabricar, cómo lo queremos fabricar y para quién lo vamos a fabricar.

Para reindustrializar se necesita atraer inversión, y para atraer inversión se necesita tener las condiciones adecuadas para crear interés.

Estoy convencido que un sector industrial clave en la época post-coronavirus va a ser el sector agroalimentario ya que la sociedad va a demandar productos de calidad y especialmente seguros.

¿Ya ha comenzado la reducción de la deslocalización?

Algunos sectores industriales han reducido su dependencia de Asia. Desde hace ya unos años que algunos sectores industrias han invertido la tendencia a deslocalizar y subcontratar a los asiáticos la fabricación total o parcial, y lo ha hecho debido a que cada vez resulta menos competitivo importar de China, especialmente series cortas.

El cambio de divisas entre el euro y el dólar ya no es tan bueno para importar como era antes por la apreciación del dólar, unido al aumento de los costes laborales en Asia por la proliferación de la clase media.

Los costes de transporte han subido también estos años, que junto a los largos plazos de entrega, la mayor necesidad de gestiones aduaneras y administrativas, las dudas en cuanto a la calidad, a la seguridad, la pérdida de conocimiento, los costes por los pasos en los puertos y aeropuertos, hacen que algunos sectores industriales, llevasen unos años reindustrializando parte de las manufacturas para pequeñas series ya que ya no resulta tan ventajoso importar desde Asia como era antes.

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