Asturias desplegó ayer en el As5Hub de Gijón su 'álbum' más innovador, un encuentro que no quiso ser solo una sucesión de presentaciones, sino una declaración colectiva: la región tiene el talento, la tecnología y la ambición suficientes para situarse en la vanguardia de la sostenibilidad y la competitividad. Desde primera hora de la mañana, el espacio se transformó en un escaparate donde se cruzaron voces, experiencias y propuestas de sectores muy distintos, desde la energía hasta la biotecnología, pasando por la robótica, el medioambiente o la organización empresarial. El objetivo era claro: demostrar que la innovación asturiana no es una idea abstracta ni un discurso aspiracional, sino una práctica viva que se aplica a diario en empresas, universidades y centros tecnológicos.
La jornada, organizada por Pavitek en colaboración con Conecta, en el marco del Álbum de la Innovación de Asturias 2025, contó con la conducción de Ana Isabel Menéndez, directora de Sostenibilidad de la entidad, que dio la bienvenida recordando la esencia del encuentro: “Con esto queremos ser capaces de colaborar, conectar con otras empresas, ponernos cara y seguir trabajando juntos”. El tono quedó marcado desde el inicio: menos solemnidad y más cercanía, menos jerga y más conversación.

El director general de Pavitek, Alberto Fernández, fue el primero en tomar la palabra y no dudó en apelar al espíritu juvenil que impregnaba la dinámica del día. “Nos hemos propuesto volver a ser jóvenes con esta actividad. Nos hacéis creer en la colaboración y el trabajo en equipo. Se trata de crear redes, acercarnos, contar nuestras fortalezas y debilidades y salir del área de confort para avanzar”, subrayó. Además, recordó que Asturias, pese a su tamaño, tiene la capacidad de desarrollar cualquier línea de trabajo: “Tendemos a pensar que nos falta espacio o músculo, pero lo cierto es que contamos con talento suficiente para competir en cualquier ámbito”.

La vicealcaldesa de Gijón y concejala de Economía, Empleo, Turismo e Innovación, Ángela Pumariega, subrayó después la importancia de visibilizar el talento que ya existe en la región. Para ella, el encuentro fue más que un escaparate: “Es fundamental sacar pecho y darnos a conocer. En materia de innovación poco tenemos que envidiar a grandes ciudades, y este Álbum lo demuestra en cada persona e iniciativa”. Pumariega destacó también el compromiso de su concejalía con pasos valientes como la aprobación de una ordenanza de espacios demostradores, concebidos como auténticos sandbox urbanos donde poder probar tecnologías en entornos reales: “Si queremos que la innovación transforme, necesitamos lugares donde hacerlo de verdad”.

La primera intervención en profundidad fue la de Mercedes Díaz, directora de la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica y la Tecnología (FICYT), con su charla titulada “La innovación en Asturias acompañada por FICYT”. Díaz recordó que la región cuenta con una combinación privilegiada de universidades, centros tecnológicos y de investigación, pero insistió en que la clave está en agitar y conectar todos esos elementos: “Lo ventajoso es hacerlo entre todos, y ahí la FICYT tiene un gran papel”. La directora repasó la labor de la fundación en la gestión de convocatorias de I+D+i durante más de cuatro décadas, la conexión con redes internacionales como la Enterprise Europe Network -que involucra a más de 600 organizaciones en todo el mundo y de la que forman parte tres profesionales asturianos hasta 2028-, o la organización de la Feria de la Ciencia, que acerca los avances al gran público e inspira nuevas vocaciones.

Nueve miradas a la innovación asturiana
Tras las intervenciones institucionales llegó uno de los momentos más vibrantes de la mañana: el elevator pitch. Nueve representantes de empresas y centros de innovación subieron al escenario con apenas dos minutos para explicar su proyecto. En ese breve lapso de tiempo, cada uno consiguió condensar lo que hace único a su trabajo y, en conjunto, dibujar un retrato plural de la innovación asturiana.
La primera en intervenir fue Verónica Menéndez, CEO de Agrolinera, quien explicó cómo la compañía nació con una idea clara: demostrar que la innovación también puede surgir del mundo rural y responder a sus propios retos. En el sector ganadero, dijo, la gestión de residuos es un desafío crítico que condiciona el crecimiento de las explotaciones. Su propuesta pasa por transformar ese riesgo en oportunidad a través de sistemas que monitorizan en tiempo real los flujos de subproductos, integrando digitalización y automatización para crear nuevas cadenas de valor en clave de economía circular y bioenergía. “Optimizamos procesos, obtenemos datos y mejoramos la sostenibilidad para que la transición energética también tenga su espacio en el campo, desde Asturias para el mundo”, resumió.

Desde el ámbito de la salud, Ángel Colao, CEO de Aritium, puso el foco en la presión a la que se enfrentan los sistemas sanitarios y en la necesidad de liberar tiempo para el contacto con los pacientes. Recordó que menos de un tercio de la jornada de un profesional sanitario se dedica a la atención directa y defendió la automatización como vía para revertir esa proporción. Su empresa desarrolla soluciones de gestión que optimizan procesos y recursos: “Queremos que las organizaciones sanitarias hagan más con menos”.

El discurso más simbólico llegó de la mano de Fran del Cid, CEO de Bosquia, que resumió su misión con una frase clara: “Fabricamos oxígeno”. La empresa planta bosques financiados por compañías privadas que buscan compensar su huella de carbono. Lo hacen por motivos diversos -desde créditos de CO₂ hasta programas de team building o marketing verde-, pero siempre con el mismo resultado: más árboles en el suelo y más aire limpio. “Ayudamos a las empresas a obtener certificaciones ambientales que cada vez son más exigidas y contribuimos a crear un patrimonio verde para todos”, explicó.

En un terreno distinto, pero también ligado a la transición energética, Miguel Ángel Ocando, CEO de H2Vector, defendió el papel del hidrógeno como vector clave para garantizar la seguridad energética y abrir nuevas aplicaciones industriales y de movilidad. Con más de quince proyectos desarrollados, la compañía trabaja para dotar a las renovables de un nuevo combustible: “Estamos en plena transición y el hidrógeno permite reemplazar la demanda de fuentes no renovables. Es un campo con enormes posibilidades y estamos muy ilusionados con los retos que vienen”.

La robótica también tuvo su espacio con CIS Robotics, una empresa de base tecnológica presentada por su CTO, Adrián Álvarez. En pocos segundos resumió años de trabajo en el diseño y desarrollo de robots terrestres, aéreos, marinos y para tuberías. “La innovación está en el corazón de lo que hacemos. No solo diseñamos y desarrollamos robots, también trabajamos en automatización, control de procesos e integración de tecnologías”, apuntó.

De la Inteligencia Artificial habló José María García-Banzo, CTO de Obelisk: estamos desarrollando un chatbot para un cliente que es como si estuvieras hablando con una persona, para preguntarle dudas, integrando en él poco a poco la IA y cuando lo fui a presentar mis jefes me lo echaron para atrás por falta de seguridad” explicó. Y eso es lo que más representa Obelisk, la seguridad y los avances tecnológicos. Se dedican al desarrollo de aplicaciones web multiplataformas y tienen también centralitas. En relación a las nuevas tecnologías, aseguró García-Banzo, “cualquier cosa que se os pueda imaginar, lo trataremos de abordar”.

El giro territorial lo puso Susana de la Fuente, gerente del Centro de Innovación de Carrio, que relató el esfuerzo por transformar un antiguo pozo minero del Nalón en un ecosistema innovador, dinámico y sostenible. “Queremos que vuelva a dar vida al valle, con vocación de reindustrializar y generar empleo de calidad en torno a la energía, la construcción y el desarrollo social”, afirmó.

Desde la universidad llegó la voz de Álvaro Noriega, profesor responsable de Wolfast Uniovi, un proyecto que nació hace 17 años como un equipo de estudiantes apasionados por el motor y que hoy aglutina a unos treinta jóvenes diseñando motos de competición para competir a nivel internacional. “No solo formamos en ingeniería, sino a personas acostumbradas a trabajar en equipo, a ajustarse a plazos y a competir en entornos exigentes. Esa experiencia mejora de forma decisiva su empleabilidad”, destacó.

También Lydia Alonso, responsable de innovación organizativa del CEEI Asturias, tuvo sus dos minutos de intervención aprovechados para recordar que detrás de cada proyecto innovador hay personas dispuestas a desafiar lo establecido: “La innovación surge porque hay emprendedores que quieren hacer las cosas de forma diferente. En el CEEI llevamos 30 años apoyándolos, conectándolos con agentes y despertando vocaciones. Somos un engranaje más en esta comunidad enorme que quiere construir una Asturias distinta”.

Tras esta sucesión de miradas diversas, la mañana concluyó con un espacio de networking que los organizadores llamaron ‘el recreo’. Durante dos horas, los asistentes intercambiaron cromos con nombres y proyectos, como si volvieran al instituto. La metáfora no fue casual: la idea era recuperar la frescura de la juventud para que ese juego se tradujera en colaboraciones reales. Buscar ‘el cromo que falta’ equivalía a identificar un socio potencial, una empresa complementaria, una oportunidad de cooperación. El gesto sencillo de intercambiar tarjetas se transformó así en símbolo de un objetivo mayor: construir una red sólida de innovación en Asturias.

La cita dejó claro que la región no solo quiere estar en el mapa, sino ocupar un lugar destacado. Como se repitió en varias intervenciones, el talento y la capacidad ya están aquí; lo que hace falta es visibilizarlos, conectarlos y multiplicarlos. Y en ese sentido, el Álbum de la Innovación 2025 se presentó no solo como un catálogo, sino como una invitación abierta para atreverse a probar, a pensar en grande y a dar un paso más todos juntos.