INDUSTRIA 4.0

Hacia una comunicación mental con los robots

Un nuevo sistema desarrollado en el MIT es capaz de corregir los movimientos de un robot por medio del pensamiento humano

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Hace casi cincuenta años el músico canadiense Gordon Lightfoot cantaba una balada titulada “If you could read my mind” (Si pudieras leerme la mente) sobre las dificultades de la comunicación en pareja. No sabemos si al final logró comunicarse, pero al menos los científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) han dado un paso adelante hacia la comunicación mental entre robots y humanos. Hasta ahora la interfaz de comunicación hombre-máquina se basaba en comandos informáticos o de voz, pero la propuesta del Laboratorio de Ciencia Computacional e Inteligencia Artificial (Computer Science and Artificial Intelligence Laboratory) del MIT pretende ir un paso más allá y sacar partido a las señales eléctricas de la actividad que se produce en nuestro cerebro.

Para el experimento se recurrió a una pieza de fuselaje que requería tres tornillos, un robot modelo Baxter de la empresa Rethink Robotics y a un voluntario con un casco capaz de interpretar tanto las señales electroencefalográficas (EEG) generadas por su cerebro como los movimientos musculares de su brazo. El objetivo consistía en que el robot insertara los tornillos en los huecos correctos. Sin la ayuda del voluntario, el robot estaba programado para tener un 70% de eficiencia en sus operaciones, pero una vez que entraron en juego las indicaciones humanas este porcentaje se elevó al 97% de ellas.

Fundamentalmente, los sensores detectaban las ondas cerebrales asociadas a la percepción de un error durante el proceso (ErrPs en sus siglas en inglés). Luego, el ser humano del experimento procedía a mover el brazo indicando la dirección correcta, registrándose este movimiento por medio de electrodos electromiográficos (EMG). La gran ventaja del sistema desarrollado por Daniela Rus y otros investigadores del MIT es que no requiere el menor entrenamiento para los operarios, sino que es suficiente con la instalación de los sensores para que el robot identifique automáticamente los estímulos. La clave reside en que la máquina se adapta a los diversos tipos de señales que emite cada usuario y no al contrario.

Esta innovadora tecnología ofrece innumerables aplicaciones industriales, tanto por la sencillez de su intuitivo funcionamiento como por la inmediatez con que se transmiten las indicaciones de error al sistema robótico.

La comunicación entre humanos y robots no solo es de vital importancia en entornos industriales, sino que tendrá un peso cada vez mayor en el ámbito doméstico, especialmente en el cuidado de las personas mayores. El reto de atender a una población cada vez más envejecida y en ocasiones con problemas cognitivos, requiere un enfoque multidisciplinar. En Japón, uno de los países más avanzados del mundo en el terreno de la robótica, ya se están dando pasos en esa dirección. Se calcula que en el año 2025 habrá unos siete millones de ciudadanos japoneses afectados por alguna forma de demencia lo que ofrece una idea de la magnitud del problema.

Debido a la escasez de cuidadores humanos, el gobierno japonés puso en marcha una prueba piloto en 2013 para introducir la robótica en la vida cotidiana de los ancianos del país. El proyecto inicial consistió en mil robots de diecisiete tipos destinados a cubrir diversas necesidades: desde la simple compañía hasta la ayuda para mantener la higiene personal y los estímulos para mantenerse activos. Por fin, el año pasado se publicaron las conclusiones del estudio, con unos resultados muy alentadores. El 34% de los usuarios declararon que sus condiciones de vida habían mejorado de alguna forma.

Información: MIT

Fuente: Acciona