La empresa y el fin del momento unipolar pensando de manera más global hacia el futuro

Más allá de replegarse y encerrarnos en nuestro castillo, las empresas internacionalizadas tienen que pensar de manera aún más global.

ASTUREX
photo_camera Ilustración: María García

En 1990, Charles Krauthammer acuñaba, en un celebérrimo artículo en la revista Foreign Affairs, el término "Momento unipolar" que definiría la geopolítica y las relaciones internacionales desde ese instante en adelante. En su artículo, Krauthammer desgranaba las razones por las que los Estados Unidos mostraban una soberanía armamentística, económica, industrial y social que la hacían la única superpotencia del tablero de juego mundial. Terminaba con un mensaje profético: "Nuestra mejor esperanza para la seguridad en estos tiempos difíciles, está en la fortaleza norteamericana y su voluntad de liderar un mundo unipolar, imponiendo sin reparos las reglas de un orden mundial y estando preparados para defenderlas".

Ya desde septiembre de 2001, apenas una década después de esas líneas, muchos expertos se apresuraban a finalizar ese brevísimo momento unipolar, pero es cierto que sin muchos argumentos de peso. El tablero de ajedrez de la geopolítica se había tambaleado, pero las piezas no se habían movido de las casillas. Sin embargo, el creciente auge de China, especialmente desde 2008, y los acontecimientos encadenados a partir de 2020 (COVID-19, crisis de suministros, crisis energética y el conflicto en Ucrania) han hecho que ahora quizás podamos atrevernos a decir que ese momento unipolar ha llegado a su fin.

Desde luego, no han faltado voces que así lo afirman. Una de ellas, la de Stephen Walt en su artículo "La Guerra de Ucrania no lo cambia todo", publicado en Foreign Policy en abril de este mismo año. Afirma Walt que el conflicto de Ucrania, más que un hecho significativo y trascendental que cambiará el orden mundial, es el punto y aparte que confirma un hecho: "La guerra de Ucrania es un evento significativo, pero no porque su resultado vaya a tener un efecto dramático en el equilibrio de fuerzas global. Más bien porque señaliza el final de un breve "momento unipolar" (1993-2020) donde los Estados Unidos eran la única y genuina superpotencia mundial"

¿Qué significa esto para la empresa? Quizás sea difícil, en ocasiones, establecer un vínculo y defenderlo, entre la geopolítica disputada en campos de juego tan relevantes como el Kremlin o la Casa Blanca y las operaciones regulares de una empresa exportadora. Pero lo cierto es que esas decisiones tienen efectos que, como piezas de dominó, caen por todo el planeta. Durante esos años que mencionábamos antes, 1993 a 2020, lo que otros expertos denominaron también Pax Americana, el planeta no estuvo exento de conflictos, muchos de ellos a gran escala, pero sí de un status quo, una definición clara de bloques (o falta de ellos) que permitían a las empresas navegar por canales definidos. Una empresa que apostaba por un canal concreto (ya fuera de suministro o de venta) podía esperar que las condiciones se mantuvieran relativamente estables a lo largo de los años.

Ahora, sin embargo, con la Unión Europea en uno de los extremos de las placas tectónicas que chocan, parece que esas estrategias se hacen más complicadas. Lo hemos visto en nuestra relación energética y comercial con Rusia, en los recientes acontecimientos con Argelia, en la crisis de los suministros con Asia. Los bloques se están redefiniendo, y todo el mundo enseña sus dientes. Es, no nos quepa duda, una lucha de poder. El tablero, otrora unidimensional, medido por la cantidad de cabezas nucleares o tanques movilizados, adquiere ahora múltiples dimensiones: El poder energético, las empresas supranacionales, la guerra tecnológica, la ...

Más allá de replegarse y encerrarnos en nuestro castillo, las empresas internacionalizadas tienen que pensar de manera aún más global. Y encontrar en los diferentes bloques sus oportunidades de negocio: tanto para la compra y suministro de materiales como para la venta de sus productos. Situarse, o al menos tener detectadas, oportunidades de negocio en cada uno de los bloques que se definan a partir de ahora, y tener cadenas de suministro de diferente longitud (corta, media, larga) será clave a la hora de elaborar planes de contingencia y viabilidad para la expansión de los negocios. También una transformación digital plena.  Aquel que logre incorporar la realidad geopolítica de una mejor manera a su empresa internacional seguirá navegando con el mismo éxito que anteriormente.

Hacer lo contrario, y seguir confiando en un único mercado internacional (o en ninguno) es quedar a merced de los elementos y confiar en un golpe de suerte que puede no llegar nunca. Es el momento de ser proactivos, salir, escuchar, analizar, estudiar y, sobre todo: adaptarse. El momento unipolar es cosa del pasado.