El sistema científico de Asturias capta 8,4 millones para 64 proyectos de excelencia

  • El dato: 8,4 millones de euros para 64 proyectos y una treintena de contratos predoctorales; desde 2019, 42,4 millones para 300 estudios con una tasa de éxito regional mayor del 50% (media española: 48,6%)

En ciencia, los titulares suelen llegar tarde; primero se gana un concurso, luego se contrata gente y, al final, aparecen los resultados. Asturias firma ahora el primer paso: 8,4 millones de la última convocatoria nacional de I+D+i -programa Generación de Conocimiento, resolución provisional de la Agencia Estatal de Investigación- para financiar 64 proyectos de investigación de excelencia y activar una treintena de contratos predoctorales. Es financiación competitiva, de la que se discute a base de méritos, y coloca a la región por encima de la tasa de éxito media del país.

La fotografía institucional tiene nombres y apellidos. La Universidad de Oviedo concentra 50 iniciativas; los centros del CSIC en Asturias, 12; el Serida, una; y el ISPA-FINBA, otra. La distribución refleja el peso de cada actor en el ecosistema, pero también una pauta: la ciencia que se hace aquí compite en todas las ramas del conocimiento, con proyectos que durarán entre dos y tres años.

Qué se financia (y por qué importa)

Las líneas seleccionadas se mueven donde hoy está el pulso tecnológico: energía sostenible, captura de CO₂, nuevos materiales y salud -con avances en medicina personalizada, biomarcadores y alimentos funcionales-. En paralelo, la IA y la computación cuántica aparecen como capas transversales para mejorar infraestructuras, comunicaciones y sistemas de atención médica.

Y no todo es laboratorio: humanidades y ciencias sociales abordan desigualdad, cultura de paz, políticas públicas, justicia social y patrimonio histórico. El mensaje de fondo es claro: interdisciplinariedad para resolver retos científicos, sociales y medioambientales que ya están en la agenda de empresas y administraciones.

Si abrimos el plano, la serie histórica avala la tendencia. Desde 2019 -año de creación de la Consejería de Ciencia-, el sistema regional ha impulsado 300 proyectos y captado 42,4 millones, con una tasa de éxito superior al 50% frente al 48,6% nacional. Además, el plan estatal de I+D+i ha sustentado más de 130 contratos predoctorales y 30 del programa de excelencia Ramón y Cajal en instituciones asturianas.

En 2023, el Principado fue la comunidad donde más creció el personal investigador (+30% interanual) y la segunda con mayor aumento del gasto en I+D (+28,1%), solo por detrás de Galicia, según el INE. Son cifras que hablan de capacidad instalada y de tracción para proyectos que necesitan continuidad. 

Para el público técnico-empresarial, hay consecuencias prácticas. Los proyectos de energía y materiales alimentan la cadena de valor industrial -desde almacenamiento a procesos de descarbonización-; los de salud y biomarcadores facilitan transferencia a hospitales y pymes biotecnológicas; la IA/cuántica habilita eficiencia en infraestructuras críticas; y las ciencias sociales aportan evaluación de políticas públicas y herramientas para cohesión y patrimonio, claves para atraer inversión con impacto territorial.

En términos de capital humano, la treintena de contratos predoctorales no son solo ayudas: son personas que podrán formarse aquí, abrir líneas y arraigar talento en los grupos que compiten en nacional e internacional.

El cuadro no está exento de retos -breves, pero reales-. La concentración de proyectos en pocos nodos obliga a cuidar la capilaridad hacia unidades más pequeñas; la competencia por perfiles (físicos, data scientists, clínicos) exigirá estabilidad en contratos y carreras; y la transferencia requerirá que universidades, institutos y empresas compartan agendas y métricas desde el arranque. La buena noticia es que estos desafíos están dentro del círculo de control del sistema regional si se sostienen mantenimiento, gobernanza y evaluación.

A corto plazo, el reloj marca tres hitos: la resolución definitiva de la convocatoria, la activación de las plazas predoctorales y el despliegue de proyectos con cronograma 2025-2027.

Si se cumple el guion, Asturias seguirá convirtiendo convocatorias en calendarios y calendarios en resultados: publicaciones, patentes, pruebas de concepto y, sobre todo, alianzas con tejido empresarial e institucional. Porque la transición energética, la medicina que se personaliza o la IA que optimiza redes no se decretan; se investigan, se prueban y se transferen. Y ahí es donde estas 64 fichas -8,4 millones mediante- empiezan a mover tablero.