Parece que viene mal tiempo: unos nubarrones tormentosos en forma de crisis económica originada por la conocida pandemia del coronavirus, y ya tenemos encima las primeras lluvias con el anuncio del Banco de España en el que advierte que el 25% de las empresas españolas están en quiebra técnica.
Añadimos la ventisca de la AEAT que ya nos ha avanzado que las exportaciones asturianas han caído el 2T el -29,3% con respecto al 2T del 2019, que hay 11.808 personas en Asturias más en el paro a finales de agosto que hace un año (sin contar los ERTES), y SADEI acaba de adelantar que la industria asturiana registra una caída interanual del 14,7% en su IPIA.
Lógicamente, son datos muy negativos que nos hacen mirar este fin de año, y el próximo 2021 con bastante preocupación e incertidumbre, pero que todos esperamos que sea el punto de una inflexión hacia el crecimiento y la recuperación.
No va a ser posible recuperar los valores de bonanza previos a la pandemia a corto plazo, por la pérdida de riqueza y el aumento del endeudamiento, pero estoy seguro que adaptándonos rápido como lo estamos haciendo, lograremos aprovechar oportunidades para recuperar los datos positivos.
Lo vamos a conseguir antes de lo que algunos piensan, ya que en la pandemia hemos desarrollado una nueva forma de hacer las cosas, una colaboración entre empresas tanto públicas como privadas, centros tecnológicos, personas individuales y administración pública nunca antes visto en esta región, que ha hecho que algunas de cientos de personas, entidades y empresas hayan puesto su talento, recursos y capacidades en servicio de la sociedad de forma altruista para ayudar.
Esta nueva forma de hacer las cosas no se detuvo con el fin del estado de alarma, sino lo contrario, ya que está haciendo que se innove más, que se hagan las cosas de forma diferente, se apueste por más digital, tecnológico e innovador, con unas Consejerías mucho más cerca del sector privado, y estoy seguro que en los próximos meses perderemos muchas empresas por descapitalización, otras se tendrán que reestructurar, pero la mayoría se adaptará al cambio y otras muchas prosperarán.
Y como nunca llueve que no escampe, al mal tiempo le pondremos buena cara.
